lunes, 22 de febrero de 2010

Una despedida..

Correr mientras siento que algo me persigue. Mi propio miedo, el miedo a arriesgarme, el miedo a ser feliz, el miedo a volver a encontrarme y encontrarle a él.

Seguir corriendo...

Bum,bum bum. un ritmo frenético de pasos que realmente hacen que el corazón baje a esos pies que te intentan alejar de ti mismo.

Bum, bum, bum el sonido de las pisadas que en vez de dejar el miedo atrás, siempre sigue pegado a mi nuca, dejan el corazón en uno de los charcos de ese callejón.

Bum, bum , bum. Y de pronto me doy cuenta, ya no oigo ese sonido ¿donde está? deshago mis pasos, lo buscó corro más aún, un sudor frío recorre mi cuerpo. Mis ojos son incapaces de posarse en ningún punto fijo, busco en todos los rincones, busco por todos los charcos, y de repente algo em llama la atención. Ya no sufro, ya no está.

Bum, bum, bum ya no sufro pero sigo teniendo la necesidad de llegar, de llegar a ese rincón de mi habitación en el que me encogo y en el que siento que todo está bien, donde nadie puede alcanzarme, nadie puede dañarme. Ese lugar que se parece tanto a "casa". Sí, ya estoy en "casa". Esa sensación de seguridad que daba llegar a ese rinconcito llamado "casa" en aquellos juegos de niños.

Un cigarro, humo. Y de repente me doy cuenta. No lo encontré.... perdi mi alma por el camino.






[Mi corazón lleva demasiado tiempo en crucis, y no sé si me atreveré a volver a jugar]

martes, 16 de febrero de 2010

Acabaron los exámenes, y quince dias de vacaciones en el trabajo depués de currar desde junio sin parar, desconectaré. De momento dos viajes en los dos findes, uno a mi pueblo (el de mi padre) en Galicia, tierra verde, que ya toca ver a la familia. Y el siguiente a Lisboa, con unas amigas. Espero desconectar e intentaré encontrar esa verdadera sonrisa que mis niñas consiguen sacarme. Intentaré encontrar en esas calles de Lisboa que tanto me gustan, con su aire de ciudad antigua, un aire de decadencia que realmente no existe, esa alegría que perdí



Sin más


[Este cuarto es muy pequeño para las cosas que sueño]

sábado, 6 de febrero de 2010

Polaroids

Los recuerdos siempre vienen a mi cabeza en forma de polaroids.

Imagenes enmarcadas,quietas, sin sonido y borrosas. Un recuerdo nunca puede llegar a la altura de un momento vivido, igual que una fotografía no puede llegar a plasmar aquello que el ojo humano es capaz de ver. El brillo de amor en unos ojos y el de la incredulidad reflejados en los ojos de aquel que mira, las imágenes son capaces de engañar y mostrar momentos "felices" sin descubrir la falsedad de una mirada, lo forzado del abrazo o la forma antinatural de unos labios uniendose de una manera que indica final. Una fotografía, un recuerdo, jamás podrá igualar a la realidad. Por eso hacen más daño que la vida real, porque son incapaces de mostrarte esas imperfecciones, esos detalles que aunque nímios, son los que hacen la felicidad.










[Y la vida pasó... en una sucesión de polaroids, que por suerte o desgracia me dejaron indiferente, todo acaba por dejar de doler, o por dejar de hacerte sonreir.]