Correr mientras siento que algo me persigue. Mi propio miedo, el miedo a arriesgarme, el miedo a ser feliz, el miedo a volver a encontrarme y encontrarle a él.
Seguir corriendo...
Bum,bum bum. un ritmo frenético de pasos que realmente hacen que el corazón baje a esos pies que te intentan alejar de ti mismo.
Bum, bum, bum el sonido de las pisadas que en vez de dejar el miedo atrás, siempre sigue pegado a mi nuca, dejan el corazón en uno de los charcos de ese callejón.
Bum, bum , bum. Y de pronto me doy cuenta, ya no oigo ese sonido ¿donde está? deshago mis pasos, lo buscó corro más aún, un sudor frío recorre mi cuerpo. Mis ojos son incapaces de posarse en ningún punto fijo, busco en todos los rincones, busco por todos los charcos, y de repente algo em llama la atención. Ya no sufro, ya no está.
Bum, bum, bum ya no sufro pero sigo teniendo la necesidad de llegar, de llegar a ese rincón de mi habitación en el que me encogo y en el que siento que todo está bien, donde nadie puede alcanzarme, nadie puede dañarme. Ese lugar que se parece tanto a "casa". Sí, ya estoy en "casa". Esa sensación de seguridad que daba llegar a ese rinconcito llamado "casa" en aquellos juegos de niños.
Un cigarro, humo. Y de repente me doy cuenta. No lo encontré.... perdi mi alma por el camino.

[Mi corazón lleva demasiado tiempo en crucis, y no sé si me atreveré a volver a jugar]